"Y después de reinar y ser su soberanía incontestada largo tiempo,
descendió del ring para no volver a subir jamás. Colgó sus guantes y dijo
adiós despidiéndose del bullicio, la gloria y la idolatría que había despertado
su arte inigualable. Comprendió como en un instante, se pasa de lo más alto
de la cumbre al más absoluto fracaso.
Se retiró a descansar añorando el dulce sabor de la victoria, y la amargura de
la derrota... y fue entonces, solo entonces, cuando mientras su rostro
dibujaba una suave sonrisa, la historia le agradeció haber existido..."
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